COMUNIDAD CARISMÁTICA DE LA VISITACIÓN Y LA EUCARISTÍA
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MINISTERIO DE ORACION POR SANACION

MINISTERIO DE ORACION POR SANACION
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​Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, para vivir en comunión de amor con El, con los demás  y consigo mismo.  Este plan de Dios fue alterado  por el pecado. Este pecado dejó secuelas que hacen del hombre una criatura frágil,  y necesitada de auxilio.
 Para salvar al hombre, Dios envía a su Hijo amado, Jesucristo. Muriendo en la cruz El da al hombre caído la posibilidad, por la fe en El, de recuperar su identidad inicial. Esta  identidad   se basa en su nacimiento, por el sacramento del Bautismo, a través del cual somos injertados en la familia de Dios, nos hace hijos de Dios y hermanos de Cristo Jesús.  En su infinita misericordia quiso devolver al ser humano su antigua libertad.
 Leemos en Isaías 61, 1-4

``El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido,
El me envió a llevar la buena noticia a los pobres,
A vendar los corazones heridos,
A proclamar la liberación a los cautivos,
 la libertad a los prisioneros,
a proclamar un año de gracia del Señor,
un día de venganza para nuestro Dios;
a consolar a todos los que están de duelo,
a cambiar su ceniza por una corona,
su ropa de luto por el óleo de la alegría
y su abatimiento por un canto de alabanza.``

En la sinagoga, frente a los maestros de la ley, Jesús confesó al escuchar que se proclamaba este texto: `` Hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar``. Lc. 4,21
Podemos creer que Jesús repite las mismas palabras de que se cumplen por Él y a través de los que en El creen, las mismas profecías anunciadas por el profeta: los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen. Jesucristo sigue vivo y sigue actuando, su gracia sanadora y liberadora sigue esparciéndose a través de la humanidad.
Dios en su providencia ha equipado al hombre con un poder admirable para ayudar a sanar: la oración. Cuando la fe es profunda participamos de la Omnipotencia de Dios, hasta el punto de que Jesús llegará a decir: el que cree en mí, también hará las obras que Yo hago, y las hará mayores que éstas, porque Yo voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Comenta San Agustín: No será mayor que Yo el que cree en mí, sino que Yo haré cosas mayores que las que ahora hago; realizaré más por medio del que crea en mí, que lo que ahora realizo por mí mismo.
Su obra sanadora no se ha detenido ni se detendrá porque su amor por nosotros es infinito y quiere que recuperemos esa armonía que teníamos en el inicio, con El, con los demás y con nosotros mismos.  En estas tres esferas es donde el hombre está llamado a vivir en plenitud de salud. Esta salud completa consiste en:
  • Restaurar la unidad del ser humano.
  • Rehacer la relación con los demás y
  • Vivir en profunda comunión con Dios.

El  ministerio curativo de Jesús encuentra su prolongación en el actuar de la Iglesia, la cual de distintas maneras proporciona la curación en el ``nombre de Jesús`` a personas enfermas. Hoy estos signos se siguen dando.
  Las sanaciones se convierten en semáforos que nos indican:
  1. Que Jesús está vivo.
  2. Que Dios nos ama y quiere la salvación.
  3. Que Jesús es el Mesías
 
Jesús  sana al hombre íntegro, es decir no sólo su espíritu y su alma sino también su cuerpo. Estas partes forman un todo unificado que se interconectan. Por esto, los campos de la oración de sanación estarán referidos a ellos: Oración de Sanación Física, Oración de Sanación Interior y Oración de Sanación Espiritual.
El amor es el secreto de nuestro ser, nuestro constitutivo esencial, hechos para construir el mundo por medio de la energía del amor.  El amor que Dios nos da, tiene su fuente en su Don: Jesús es el primer gesto del amor del Padre. En él se nos da a conocer, en él se manifiesta su amor. Este don sin medida, es definitivo, va más allá de la existencia humana de Jesús. Es llevado al extremo en la muerte del Hijo para que seamos hijos de Dios. La vida entera de Jesús es manifestación de este amor.
El amor divino no es cuestión de razonamientos ni de fuerzas humanas. Hace falta el don del Espíritu que crea en el hombre un corazón nuevo. Todo hombre necesita del espíritu para poder decir `Padre`, para glorificar a Cristo. Pero el amor es esencialmente comunión del amor del Padre en Cristo por el Espíritu a los demás. Este amor divino será el medio más eficaz para la ayuda de curación de nuestros hermanos, en los que Dios hará su obra a través de su amor infundido en ellos.
Las personas que sientan alguna necesidad de sanación física, interior o espiritual, pueden acudir al Ministerio de Oración por Sanación de nuestra Comunidad de la Visitación y de la Eucaristía. Recibirán atención individual, en uno de los equipos de servidores que esté disponible. El Ministerio trabaja los miércoles en horario matutino y vespertino. Se reciben por orden de llegada. Generalmente se deberá acudir a un seguimiento de oración.
 Sanar es decir sí al Señor. Por eso el centro de nuestra petición es llegar a estar menos centrados en nosotros mismos y estar centrados en Cristo. Es Jesús quien cura por su Espíritu. La curación es un don de Dios que se acoge en la oración. Ella es una llamada a la fe y a la esperanza del enfermo y de la comunidad en oración. La curación de una enfermedad se inscribe en una marcha cuyas etapas pueden resumirse: Conversión del corazón especialmente a través del sacramento de la reconciliación. Esta etapa es propiamente una curación. La segunda es la decisión honda, arraigada, de vivir una vida nueva en el Señor y en su Iglesia. Aquí se necesita una ayuda poderosa del Espíritu, y la persona que ora no debe cansarse de pedir esa gracia. El paso siguiente es la toma de conciencia del amor de Dios para mí en particular, un amor que es esencialmente compasión y perdón. Esta realidad crea en nosotros una paz profunda, comenzamos a tener una visión nueva de todos los acontecimientos, un nuevo sentido de la vida. Se ha operado una curación en todos los niveles de nuestro ser.
comunidadcve.org © 2019
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